viernes, 13 de abril de 2012

Ya estamos en Santarem.

Pues despues de 94 km. hemos llegado al destino previsto para hoy.
 Cómo era el primer día acusamos el cansancio acumulado de no dormir esa noche y encontrarte a las 4:30 de la madrugada a 7 km. de la salida, así que ni cortos ni perezosos  con nuestra ropa de calle nos hemos puesto a andar... y hemos llegado con clara de día a las puertas de la Se, y claro, estaba cerrado, así que hemos ido a la iglesia de abajo, la de San Antonio.

LISBOA-SANTAREM
DISTANCIA: 93,5 KM.
TIEMPO: 5:30 H.

Comienza una nueva aventura, o mejor dicho, intentaremos ver con otros ojos la misma ruta que hice en el año 2008. No comparto compañeros y en este caso somos solamente dos, buen número en todos los sentidos.

Son las 4:30 horas de la mañana cuando llegamos a la estación de autobuses de Lisboa, y aquello es un perfecto desierto, tan solo un par de autobuses en lo que parece un eral de aparcaderos de autobuses tan solo salpicado aquí y allá por un ascensor panorámico y escalera al lado que nos lleva hasta un paso elevado que la recorre, o bien a la zona subterránea... y policía, mucha policía. Al principio nos pareció incluso excesiva, pero al bajar para buscar los servicios, entendimos el porqué, pues sirve como alojamiento a personas sin recuros y vagabundos, que aunque no se observa movimiento, es latente la tensión.

Justo frente a la estación hay una gasolinera con un servicio de 24 horas donde tomamos un café (para los españoles y en sucesivas ocasiones su nombre para no equivocarnos es Media de leite), tambien acompañados de más policía. Nos comimos un bocadillo que llevávamos en los sótanos descritos pues caía una llovizna muy molesta, íbamos con ropa de calle, y el aire era considerable.

La primera en la frente nos viene al colocar la tarjeta de teléfono de TMN y no funciona, y mira que antes de salir había contactado con ellos a través de twiter y comprobado y recombrobado que la tarjeta estaba de alta y tenía saldo... en fín, solo dejaba llamadas de emergencia, cuando si me hubiera dejado hablar con ellos a su telefono de atención al cliente se hubiera podido solucionar, pero hacer una llamada internacional para ello me pareción excesivo.

Una vez montadas nuestas bicis y sin saber que hacer con tanto tiempo libre, máxime sabiendo que tenemos algo más de 8 km. en dirección contraria para sellar en la Sé, así que decidimos ir andando con la ropa de calle en dirección contraria a por donde indican las flechas.

Cuando amanecía llegamos con alguna otra pérdida debido a la escasa calidad del mapa Topolusitania, o quizá por el recorte de puntos en el track, no lo sabemos, aunque al final, y sin lluvia llegamos a la plaza del mercado, donde nos hicimos unas fotos, esperando a que abrieran la Catedral, aunque cuando volvimos a ella seguía cerrada, pero justo debajo está la Iglesia de San Antonio donde un cura bastante más joven que el que yo recordaba, simpático, amable nos selló la credencial, tomando nota de donde la había comprado, pues le resulta muy difícil adquirirlas según me indica. Como no nos parecía buen sitio para cambiarnos de ropa y habíamos visto varios bares de desayuno muy comunes por estas tierras, nos paramos en el que nos pareció bien... y empezó nuestro rosario de desayunos diarios, normalmente eran 3 al día, como si fuéramos funcionarios (este chiste tópico, por favor, que no se entienda mal, ni se de nadie por aludido, es sólo un “golpe” gracioso de épocas mejores) que consistía en un vaso de café con leche, y entre 2 y 3 dulces que son repartidos diariamente hasta en el rincón más alejado de la geografía portuguesa.

Una vez cambiados y cuando volvíamos a llegar a la zona de la antigua Expo, donde está la estación junto a la orilla del Tajo que no abandonaremos casi en ningún momento de la jornada, nos empieza a llover de forma intensa, lo cual nos obliga a buscar refugio, aunque para cuando nos quisimos resguardar, nos había pillado y calado, aunque fue poco tiempo.

Ya fuera del casco urbano de Lisboa, el terreno se encuentra muy pesado, con muchos charcos, que al compi se le atraganta, comprándose una parcelita con vistas al arroyo sin consecuencias físicas pero si mecánicas, pues raja la alforja derecha, teniendo que utilizar cinta americana para recomponer la misma, con un resultado francamente malo, pero que nos permite al menos seguir la marcha aunque con mucho cuidado.

Sin más cosas dignas de ser contadas, ni por bueno ni por malo, llegamos a la localidad de Azambuja, donde vemos un distribuidor de TMN y le explico el tema de la tarjeta y me informa, sin más, que tendría que pagar 25 € para poder reactivarla, pues está desactivada. Le pido alguna otra solución, pues lo único que necesito es internet, diciéndome que por 5 € me lleve otra tarjeta, así que se la compro, pero no tengo internet y le digo que me lo active, pues aunque conozco algo el idioma, el tema técnico y la velocidad de las locuciones no favorecen el entendimiento, así que me coge el teléfono y despues de media hora dice que en unos 30 minutos tendré internet que la está activado...

Paramos a comprar para hacer un bocadillo que nos comemos unos kilómetros más adelante y el aire empieza a empujar por la espalda lo que hace que volemos literalmente, con velocidades de 26-28 km/h durante muuucho rato. ¡Con plato grande con alforjas!, así que cuando dan las 5 de la tarde y sigo sin internet, paramos en otro bar, más dulces, llamo a atención al cliente pero es imposible, me dicen que la tarjeta que me han vendido, para funcionar tiene que cargarse con 20€... más los 5 ya dados... en fín, creo que me han timado, pero por no volver para atrás...

Los kilómetros salen solos con ese rodar a favor del viento, con el dique sobre el río Tajo a nuestra derecha, a tramos carretera, a tramos pista de tierra, hasta llegar a Santarem con fuerte subida y posterior bajada hasta cruzar todo el casco histórico salir de la población y llegar al Cuartel de Bomberos Voluntarios, donde al contrario de lo ocurrido en la anterior ocasión, nos corresponde cama en habitación con otros dos peregrinos caminantes, y tambien al contrario de la otra vez, nos toca pagar 10 euros por barba, pero las instalaciones lo merecen, pues es comparable a cualquier hostal en todos los sentidos.

Como enfrente tenemos un Continente, similar al Carrefour de aquí, nos dirigimos allí para solucionar lo del teléfono y en el Vorten nos dan una tarjeta nueva de la empresa Optimus, donde dice que tenemos 10 días para ingresar 12,5 € pero que durante este tiempo tenemos 400 Megas sin problemas y que luego ya se vería... y gratis, pero no puedo llamar, así que recargo 5 € que da lo mismo... así que llevo 3 números de telefono en un día y sin poder hablar a buen precio con mi familia. Comimos en el mismo centro comercial, en un restaurante local, lomo asado con arroz, un flan de los que quitan el sentío, dos cervezas... 6 euros por barba.

De allí a la cama con todos los deberes hechos, nos sigue lloviendo de vez en cuando y los cuerpos empiezan a notar que esto va en serio.