sábado, 14 de junio de 2008

EL TINTERO

Como ya me ocurrió el año pasado al terminar mi Vía de la Plata desde la puerta de mi casa, en Villanueva de la Serena, siento que despues de las crónicas hay algo que me queda por decir, algo personal y que tan solo tiene que ver con las vivencias que cada uno tiene, en ese momento y en ese lugar, y que en ningún caso, son extrapolables a lo que cada uno vamos a vivir en nuestro peregrinaje o simplemente, en la aventura o sucesión de días en bicicleta por caminos que no conocemos en compañía de unos amigos, siempre según el cristal del vaso por el que se mire.
Dentro de este blog y antes de pasar a enumerar las etapas por separado, tengo que decir que hay algunas mentiras, unas por error, y otras por omisión, las primeras tienen que ver con las distancias recorridas, pues he necesitado dos peregrinajes para darme cuenta que mi cuentakilómetros inalámbrico sigue corriendo si al hacer el empujin me coloco en el lado derecho, es decir, arrimando el pulsómetro al mismo, con lo que las distancias, evidentemente, son erróneas. De esto me di cuenta en la etapa de Oporto, al ver que no coincidían el día anterior las distancias con los otros dos relojes. Pido perdón, pero como no sé exactamente la distancia, me limito a escribir lo que ya tengo...
La otra mentira, por omisión, tiene que ver con la orografía, ni aproximada ni exacta, del terreno por donde hemos rodado, a alguno de los lectores le parecerá este blog más un tebeo de 3 amigotes que se van de juerga y cuentan sus batallitas que una ayuda en su próxima peregrinación. Nada más lejos de la realidad, pero sí tengo que decir en mi descargo lo siguiente: Portugal es un país fantástico, donde cualquiera puede ir sin conocer el idioma, su trato es exquisito con los peregrinos, y su Camino de Santiago nada tiene que envidiar a cualquiera de los que tenemos en España, tanto a nivel de alojamiento, como gastronómico y esa es la esencia que he querido reflejar en este blog.
Tambien hay que decir que se trata de una ruta totalmente nueva, se terminó de pintar sus flechas entre Lisboa y Oporto en la primavera de 2006, y la intención de la Iglesia portuguesa es, por todos los medios, que el camino pase invariablemente por Fátima, aún cuando la Asociación no lo contempla así. Creo que hay una dura batalla por librarse y no nos corresponde a los peregrinos, aunque si me preguntan no dudaré en decir que me parece un tanto absurdo pasar por Fátima, y que para hacerlo te tienes que tragar un montón de kilómetros de asfalto, cosa que a mí particularmente no me gustó.
No quiero dejar pasar tampoco el referirme al enorme trastorno que supone para los peregrinos que alguien, por reirse o por molestar, se dedique a borrar nuestras flechas, pues las considero tan mías como de cualquiera de nosotros que las utilice, como nos ocurrió en la etapa que termina en Oporto, pues aunque para los ciclistas un error no nos supone un trastorno demasiado grave, para los peregrinos de a pie les puede suponer tener que dormir esa noche al raso. Supongo que el día que hicieron esa gamberrada dormirían tranquilamente en su camita, por lo que recomiendo encarecidamente que quien siga nuestros pasos tenga especial cuidado en las flechas y que estas estén perfectamente pintadas en la etapa que termina en Oporto.
El resto del relato, salvo pequeños errores, es verdad casi en su mayoría, en otras, la memoria me ha jugado una mala pasada, me caí uno de los días, pero no lo apunté, y ahora no sé cual fue dicho día, más que nada por saber donde me compré la parcelita de camino que me corresponde aunque no se me olvida el revolcón y los pinchazos de las zarzas, que fueron muchos.

martes, 10 de junio de 2008

CALDAS DE REY- SANTIAGO












DISTANCIA: 44,65 km.
TIEMPO: 3h 47´4´´
AVS: 11,7 km/h.
MAX: 47,5 km/h.

Pues ayer se decidió que saliéramos temprano a dar pedales para llegar con buena hora a Santiago y no hacer esperar más de lo necesario a nuestra anfitriona en terras galegas, pero del dicho al hecho..., cuesta horrores levantar a quien utilizó el colchón del sofá cama, aún requiriéndole para que le soltara y ponerle en su sitio cuanto antes.
Dejamos las cosas prestadas en su sitio, colocamos las alforjas en las bicis, todo esto despues del escaso desayuno, ¡como se echan de menos los desayunos en Portugal!, e iniciamos nuestra ruta de nuevo partiendo del puente romano en dirección a Padrón, donde entramos por el Mercado de Abastos. Me contaron una vez una historia de una pareja que fue a dicho pueblo y pidió un kilo de pimientos de Padrón, a lo que le contestó la tendera que le tenía que perdonar, pero el camiòn de Múrcia no había llegado todavía...
Foto de rigor a los pies de la estatua de Cela, con un par de esferas a sus pies que no fuimos capaces de que ningún lugareño nos explicara a qué hacían alusión..., justo enfrente Rosalía de Castro y luego la salida del pueblo.
Se empieza a respirar en el ambiente que nuestra aventura llega a su fin, cuando el cuerpo tiene ganas de llegar a su destino, pero el corazón siente que se acaba lo bueno para volver a nuestra rutina diaria. Son sensaciones contrapuestas, que en mi caso, creí superadas, pero vuelven con la misma intensidad que en la primera ocasión que las sentí en mi Via de la Plata, para el resto del grupo, en su primera vez, es más difícil exteriorizar en que consisten esas sensaciones.
Desde que salimos de Padrón, el Camino transita sobre todo de aldea en aldea, con pequeños tramos por la nacional pero siempre picando hacia arriba. Es una zona perfectamente ciclable y muy bonita en cuanto se van sucediendo iglesias y zonas rurales con pequeñas poblaciones. A unos 5 kilómetros de nuestro destino, parada pues se observa desde lo alto todo Santiago, pudiéndose distinguir perfectamente la catedral. Fotos de rigor y enfilamos hasta la entrada en Santiago por veredas poco transitadas hasta que nos topamos con el tráfico rodado compariendo asfalto hasta la zona peatonal, entrando, al igual que hicimos el año pasado por el lateral izquierdo de la fachada de la Catedral con la cabeza baja hasta el centro de la plaza para disfrutar de todo su esplendor durante unos seguntos.
Un montón de fotos y de alegría por la hazaña conseguida y posteriormente los saludos, dejamos las bicis al cargo de quien no la había traido y visita para recoger la compostela, donde nos espera una cola de más de media hora, lo que nos acerca a la hora de comer, montamos las bicis en el coche y nos desplazamos a un restaurante típico a unos kilómetros de Santiago que gustó mucho por unanimidad. No me pregunten donde está ni como se llama, tan solo tengo sus coordenadas GPS...

Pues fín de nuestra aventura, ya queda menos para la próxima.

VALENCIA DO MINHO- CALDAS DE REY








DISTANCIA: 79,37 km.
TIEMPO: 6h 35´10´´
AVS: 12 km/h.
MAX: 49 km/h.

Pues amanece un nuevo día, el último por tierras portuguesas en esta aventura, y la casualidad quiere que todos los ciclistas allí presentes se pongan de acuerdo en hacer sonar sus despertadores, nosotros ahora en clara desventaja debido a que nuestras bicis, que fueron las primeras en entrar en el lavadero, ahora se encuentran bloqueadas por las de los que llegaron despues, así que no queda más opción que salir a desayunar y despues recoger el equipaje, cuando se acercan varios de los portugueses y entre risas y un matiz de reproche son dan a entender que hemos demostrado con creces la alta capacidad pulmonar que poseemos, además de unos estupendos ronquidos que han soliviantado parte de su descanso, en fín, que les convencemos que eso es algo inevitable y forma parte de las molestias de tener que compartir habitación.
Desayuno en la calle que nos lleva al Puente Internacional con nuestros consabidos pasteles, cafés y unos sandwichs de queso calientes que tienen a bien llamarles tostas de queijo que están muy ricas, ya que estamos pasando calor, por lo menos que no pasemos hambre...
Al volver de la cafetería, empiezan a salir a desayunar nuestros vecinos portugueses que nos permiten ya la libertad de espacios y movimientos para poder emprender nuestra marcha sin mayor retraso. Limpieza y engrase de las monturas, así como cambio de las zapatas de freno para mayor seguridad. Rápidamente vemos el puente (que nosotros tambien tardamos una hora en cruzar), fotos ya en territorio español y primer sello en la Catedral de Tuy para continuar nuestro camino. La señalización es bastante buena y los caminos son muy bonitos, con algunos tramos nuevos para evitar la autovía. Se va notando el cambio de país y esto se parece más a lo que conocemos y estamos habituados. Sobre la una, parada para comprar alimentos y primer contacto con el problema de la huelga de transportistas, así que los supermercados estaban llenos y la gente haciendo acopio de alimentos por lo que pudiera ocurrir. En ese momento nos damos cuenta del problema que pudieramos tener para volver a casa, pero eso será mañana...
Vamos cambiando los caminos por carreteras secundarias antes de la llegada a la zona de Vigo y cuando se acerca la hora de comer paramos en un parque con una ermita en el centro y sus bancos, con muchos árboles y espléndida sombra. Con el sol en todo lo alto llegamos a Pontevedra recorrido que se hace por todo el centro histórico y en su mayoría por calles peatonales, no queda descartada una visita posterior, por hoy ya hemos parado bastante, así que retomamos nuestro camino, es en principio un camino de agua, pues nostros hacia arriba, y el agua fluyendo de varios manantiales hacia abajo. Este tramo es solo ciclable haciendo empujin, y del bueno, aunque totalmente en sombra por la espesa arboleda y la frescura del agua. Es una zona de una gran belleza que poco a poco se va haciendo más llana y posteriormente transcurre casi siempre por carreteras secundarias y caminos de concentración parcelaria durante varios kilómetros llegando posteriormente a Caldas de Rey, nuestro destino de hoy.
En nuestra guía nos consta que hay albergue, si bien no pone dirección, y en las anotaciones de las que disponemos nos manda al Colegio Encarnación María Auxiliadora, al cual nos acercamos para que una de las monjitas nos informe que dicho albergue solo abre en verano, aunque este verano no saben si lo habilitarán, y me recomienda el Hotel Lotus, unos metros más alla. Hablamos con el responsable que es el del bar de enfrente y negociamos de nuevo, aunque en esta ocasión tuvimos que echar mano de nuestra picaresca para poder dormir decentemente. Nos daba la opción de dos habitaciones por 50 euros, o bien una habitación con dos camas por 35, si bien no puede ponernos ninguna supletoria porque no cabe. Nos acogemos a esta última con la esperanza de que en el juego de los chinos no me toque a mí dormir en las tres esterillas. Dejamos las bicis en el parking que hay junto al hotel y al subir los bártulos vemos al final del pasillo un sillón de esos que los cojines van unidos y se convierten en cama. Creo que con una mirada cómplice de entre los integrantes del grupo bastó para no tener que decir nada.
La persona que nos informó de la ubicación del Colegio tambien nos dijo que el único sitio donde sellan las credenciales es el Bar Varadoiro, junto al puente romano y al lado del hotel, así que allí nos vamos ya aseaditos y con la ropa de paisano para tomarnos una cerveza y cuando le pedimos que nos selle las credenciales entramos en conversación y nos dice que conoce nuestra tierra, pues ha venido en el pasado mucho por aquí, aunque desde que montó el bar ya no ha vuelto a venir, sitio muy recomendable para cenar, buen precio y enormes bocadillos. Nos informa que no vamos a encontrar nada abierto a la hora que pensamos salir, sobre las 7, así que le compramos un litro de leche y unas madalenas para salir con algo en el estómago.
Cuando entramos en el hotel ya para dormir no se ve a nadie por ningún sitio, momento de descuido que utilizamos para “tomar prestado por un ratito” el mencionado colchón que hay en el pasillo, el cual colocado entre las dos camas cumple su función a entera satisfacción del usuaruo que le tocó en suerte, lo digo con conocimiento de causa, pues a los dos minutos estaba roncando como si estuviera tronando, pero a eso de las 6 y media de la mañana su intensidad tampoco había bajado, tiempo más que suficiente para una somera comprobación de funcionamiento.

lunes, 9 de junio de 2008

EN ALGUN LUGAR ENTRE PEREIROS Y FACHA (8 KM. ANTES DE PONTE DE LIMA)-VALENCIA DO MINHO






DISTANCIA: 43,03 km.
TIEMPO: 4h 24´38´´
AVS: 9,7 km/h
MAX: 60 km/h

Pues si cuando nos dormimos no estábamos del todo seguros de el lugar donde estábamos durmiendo, cuando despertamos lo estábamos menos todavía. Resulta que todo el estacionamiento está lleno, no es broma, estaba lleno, y de coches de gama media-alta poco comunes por aquellas tierras, como decimos por aquí, quien lo entienda que lo compre..., pero el hotel seguía tan cerrado como cuando llegamos nosotros, así que nos preparamos y a dar pedales cuando el sol ya estaba bien alto.
Volvemos al lugar donde dejamos las flechas ayer y se observa un bar unos pocos metros a la derecha, con lo que enfilamos hacia allá y desayunamos de forma ligera algunos de los muchos pasteles que tenían en exposición, entre los que había una tarta de chocolate con fresas caramelizadas que tambien cayó (total eran tan solo 8 raciones...).
Pues nada, la carretera que pica hacia arriba, y lo que había sido un sol espléndido desde el comienzo del día es ahora unas nubes negras que nos sorprenden con gotas de lluvia en muy pocos minutos. Esta es una zona de media montaña que impide ver muchos metros al horizonte así como hacer una pequeña previsión, por lo cual paramos y nos colocamos las prendas de lluvia. Este tramo, como todos los kmts. recorridos desde Porto van transcurriendo entre veredas, caminos y pistas asfaltadas en las entradas de las poblaciones, con total ausencia de vehiculos, salvo los de las explotaciones agrícolas hasta la llegada a Ponte de Lima, donde nos encontramos con un paseo muy bonito donde está colocado un mercadillo de antiguedades junto al río, muy cerca del puente medieval, salimos de la localidad y la carretera se pone bastante cuesta arriba, tan solo hay que ver la media de kilómetros que hicimos este día, nos adelantan hasta las tortugas.
No me gusta dar demasiadas pistas de los perfiles, sobre todo porque me gusta lo que me encontré y el estado de lo que me encontré, y desvelar lo que vas a ver le resta encanto a esta aventura, pero en algunos tramos, para subir la bici hacen falta dos personas, vamos, que se rie uno de la subida a Alberguería de la Vía de la Plata, todo esto desde unos 10 km desde la salida hasta unos 5 o 6 a la llegada.
Cuando se aproxima la hora de comer, paradita para comprar las viandas y damos cuenta de ellas rápidamente, en cuanto encontramos un llano donde colocar las bicis. Luego la bajada, algo menos abrupta que la subida, pero que se las trae de todas formas, hay que bajarse en muchos tramos, pero que ya nos da unas vistas espectaculares del valle sobre el Miño. Las flechas te llevan por pista asfaltada hasta la entrada de Valencia y posteriormente al albergue, que se encuentra a la salida de la población, junto al Cuartel de los Bombeiros. Es un albergue muy moderno de dos plantas, con habitaciones de unas 30 literas separadas entre hombres y mujeres, cocina, lavadero, sala para comer y sala de estar con ordenador y sillones, con amplios ventanales, así que visto lo visto, y que se encontraba casi vacío, decidimos hacer noche allí en vez de pasar a territorio español. Una vez duchados y colocados en nuestros aposentos, observamos sin terminar de creernoslo, como aquellos ciclistas que hacían tantos kilómetros llegaban una hora más tarde que nosotros, con la escusa de averías en una de las bicis, problemas con las subidas, y alguna que otra escusa más... Menos mal que lavamos la ropa antes de que llegaran, pues llenan todo el lavadero de bicis y el terreno queda algo escaso ante tanto vehículo, una vez que se duchan mientras nosotros aprovechamos para hacer las llamadas de teléfono con cobertura española, y precio español, o sea, un buen puñado de minutos al teléfono vamos entablando conversación, e intentan convencernos de nuevo que mañana duermen en Santiago... si antes dudábamos de tan grande azaña, ahora ya les espetamos, sin ningún genero de dudas, de que es imposible, 121 km. por tierras gallegas es una temeridad. Es más, ahora que ya empezamos a soltarnos en esto del portugués intentamos explicar a uno de ellos que en curzar el puente internacional sobre el Miño se tarda una hora :-), y despues de dejarle un rato que reflexionara sobre como gastar una hora en cruzar un puente de menos de 500 metros le despejamos la incognita del cambio horario, pero aún seguían empeñados en que se podía.
Nos recomiendan el Restaurante Acuario, a pocos metros del albergue, y la verdad es que la cena ni fú, ni fá, normalita y se nos hizo algo cara, aunque los helados de postre sí que estaban ricos.
Ya entrada la noche y como todo grupo numeroso que se precie, la pérdida de modales, o lo que es lo mismo, las risas de grupo cerrado, con voces, llamadas de teléfono en la habitación, más voces, carcajadas, musiquitas, mensajes con su característico pip pip, en definitiva, que parecía más una caldereta de amigos que una verdadera peregrinación, pero al final quienes le dimos la noche fuimos nosotros...

domingo, 8 de junio de 2008

PORTO– EN ALGUN LUGAR ENTRE PEREIROS Y FACHA (8 KM. ANTES DE PONTE DE LIMA)





DISTANCIA: 87,890 km.
TIEMPO: 7h 20´34´´
AVS: 13,8 km/h
MAX: 51,6 km/h

Que decir de Porto que no hayamos comentado ya, pues que nos despertamos a eso de las 7 de la mañana, pero al ir a colocarnos para irnos nos encontramos que nos han ocupado la escalera que da a nuestras camas con diversa ropa que hace imposible sacar nuestras alforjas sin sufrir un accidente, por lo que optamos por dar una vuelta por los alrededores hasta que se despierten nuestros compañeros de camarote, además de poder hacer las compras de zapatas de frenos y un maillot que supla el que hemos regalado. Tomamos café con generosos dulces en una solitaria cafetería y damos una vueltecita turística por los alrededores hasta que abren las tiendas, compramos y nos hacen un buen descuento gracias a la recomendación que nos hicieron ayer. Volvemos al Cuartel y ya estaba todo el mundo en pie, nos despedimos con algo de pena y nos ponemos en marcha hacia la Sé (que sigue siendo Catedral en portugués), donde Oh milagro!! al ir a sellar nuestros billetes de autobús nos dicen que tienen credenciales de las de verdad, y hacemos compra de ellas, más que nada por no hacer el ridículo en Santiago. Mientras desayunábamos he ido sacando de la guía la ruta para salir de Porto y la he ido repasando con boli en el plano que tenemos para evitar despistarnos, fotitos de rigor y nos disponemos a empezar a dar pedales a eso de las 11 de la mañana, que no hay manera de levantarse temprano y dar pedales, creo que ya va siendo una constante en nuestro peregrinar.
Otra constante a tener en cuenta es esta: Siempre que tengas dudas de para donde te van a mandar las flechas, no lo dudes, siempre será por la cuesta arriba más fuerte, no es broma, no hemos encontrado ninguna excepción a esta regla. Salida con gran empujin hasta la parte nueva de Porto donde se suaviza la geografía y nos encontramos un grupo de unos 20 portugueses con sus bicis con los que entablamos conversación. Nos fijamos y llevan máquinas de las buenas, algunas de ellas con un kilo no lo haces, y nos dicen que esperan hacer noche en Valencia do Minho, a tan solo 124 km de donde estábamos, y son las 11, en fín, un tanto susceptibles de que pudieran realizar tamaña proeza, los vemos marchar a buen ritmo, aunque con ellos va un chaval de unos 14 años, aunque sin equipaje, al cual no vemos con el tono muscular adecuado para semejante paliza ni por asomo, peeeero...
Parada a comprar provisiones de las que damos cuenta unos kilómetros más adelante. El perfil es bastante suave, dentro de lo que llevamos encima desde que pisamos terras lusas, y cual es nuestra sorpresa cuando vemos pasar a gran parte del grupo de portugueses detrás de nosotros, y eran las dos de la tarde, no es por sacar conclusiones precipitadas, peeeero...
Hay que tener en cuenta en esta etapa que en cierta parte han pretendido cambiar la nomenclatura de las flechas por la estándar europea de las dos líneas superpuestas indicando el camino correcto y las cruzadas como camino erroneo según leemos en un cartel explicativo, pero en alguno nos hemos equivocado y perdemos unas y otras hasta que por fin, unos 8-10 km. más adelante volvemos a ver nuestras amadas flechas sin que vuelva a ver rastro del otro sistema de señalización salvo en postes que indican más de un camino. Con esto, y a través de caminos mezclados a partes iguales con pistas pavimentadas llegamos a la ciudad medieval de Barcelós cuando rondaban las 7 de la tarde, pregunta de rigor sobre el sitio de pernocta y decidimos en petite comité seguir hacia Ponte de Lima, pues creíamos que nos daba tiempo...
Como ya expuse líneas atrás, la guía que llevábamos deja bastante que desear, tanto en las poblaciones marcadas, como en las que no lo están y se pasa por ellas, lo que da cierto aire de inseguridad, que sería completo si no fuera por la tranquilidad de que las flechas están ahí, y llevamos el camino correcto.
Fieles al camino la noche nos sale al encuentro poco a poco, lo que, junto con las explicaciones de los lugareños, hace que al final nuestras expectativas de dormir en Ponte se vayan al traste, hasta que al final dejamos de preguntar por ello y nos centramos en buscar sitio donde hacer noche, aunque las esperanzas que nos dan no son demasiado buenas, salvo que hay un hotel en la carretera de Viana, como a un kilómetro y que preguntemos allí.
Pero la capacidad de sorprendernos de nuestros vecinos no ha llegado a su punto más alto, todavía quedaba algo más, y me explico, un hotel de 3 estrellas como 3 soles donde se contaban al menos 15 o 20 habitaciones repartidas en dos plantas, y estaba cerrado, como os lo digo, totalmente cerrado, y con dos números de teléfono para ponernos en contacto con ellos. Lo intentamos y comunican ambos, pero el cansancio es mucho y hay que dar solución a los problemas, así que nos vamos por la parte de atrás y vemos una puerta la cual se encontraba... abierta, me voy a voz en grito diciendo hola para hacer notar mi presencia y nada, solo se oye el partido de la Eurocopa del televisor que está encendido y llego por el pasillo hasta la recepción, abro la puerta y marco desde la centralita del Hotel a uno de los números, a lo que me contesta el encargado que en unos minutos estaba allí en cuanto terminara de comer. No sé cuanto tardó en zamparse el postre ni donde estaba comiendo, pero no tardó ni 4 minutos en estar delante nuestro. Le pedimos disculpas por la forma en que habíamos entrado, pero que necesitábamos sitio para dormir y que estábamos muy cansados, y nos contesta queeeeeee ¡Lo sentía pero el hotel estaba LLENOOOOO!. En confianza, ¿Alguno de los que se están leyendo este blog se lo podría creer?, supongo que al final se apiadó de nosotros y apareció una habitación que casualmente tenía una cama de matrimonio y otra supletoria, y todo por el módico precio, sin desayuno, de 45 eurillos, esto después de una intensa negociación en la que solo faltaron las lágrimas y los pañuelos.
Colocamos los bártulos en la habitación y las bicis nos dejó meterlas en la cocina, donde solo había eso, una cocina en una habitación de unos 50 metros. En realidad no nos cuadraba en exceso el tema, pero lo que nos interesaba es que teníamos sitio donde dormir.Ya duchados lavamos la ropa y la tendemos en el balcón con los pulpos, de noche ya cerrada y sin que se escuchase un alma por la zona, repartimos los lechos de la manera que creímos conveniente y a dormir.

sábado, 7 de junio de 2008

ALBERGARIA LA BELHA-PORTO







DISTANCIA: 101,77 km.
TIEMPO: 7h 34´ 09´´
AVS: 14,7 km/h
MAX: 71,1 km/h

Que me perdonen los puristas, pero me gusta utilizar los nombres correctos de los lugares que visito. Después de levantarnos y dar un repaso a nuestras monturas, comprobando que las reparaciones han hecho el efecto deseado no presentando complicaciones, nos vamos a desayunar al lado de la estación de tren, en concreto justo detrás, y los dulces, como siempre, muy muy ricos, excelente desayuno que nos da las fuerzas necesarias para emprender de nuevo nuestro Camino. Pasamos por el Cuartel a recoger la ropa limpia y a sellar los billetes de autobús, para partir rumbo a Porto. La ropa no ha secado del todo, pero con un poco de efecto invernadero creemos que valdrá. Dejamos la llave en el buzón según las instrucciones dadas por el cura, junto con una nota de agradecimiento y unos eurillos por las molestias. Se me olvidó decir que en el pasillo se encontraba ropa usada limpia y clasificada para entregar a los pobres, así que estábamos junto a un cura con buenas intenciones sociales.
Las flechas nos llevan desde la puerta de los Bombeiros pasando por el restaurante donde cenamos. Enseguida dejamos el asfalto para meternos entre eucaliptos bastante altos, aunque no demasiado gruesos, que da idea de cómo es en realidad todo Portugal, enormes bosques, aunque la mayoría jóvenes. En este punto ojo con los mosquitos que te acribillan incluso montado en la bici a buena velocidad.
Desde el principio de la etapa notamos como ha habido un pequeño cambio sustancial en la colocación de flechas, además nos cruzamos con un par de peregrinos a pie en dirección a Fátima siguiendo sus flechas azules que nos preguntan si van en la dirección correcta. Pues como digo, el equipo que puso las flechas, bien por falta de mejores soportes, algo menos de imaginación o cualquier otra escusa que pudiera venir al caso, resulta que no está demasiado ducho, con lo que después de venir malacostumbrados al gran numero y mejor colocación de las flechas, pasamos a verlas en el suelo, con su consiguiente degradación rápida, además de rozar la ilegalidad en materia de tráfico, que nos hace ir con los 5 sentidos pendientes de las mismas. Además han utilizado una especie de tablillas de color amarillo para colocarlas con puntas en los árboles, habiéndose movido varias de ellas y llevándonos a caminos entre las sierras sin buena salida. Gracias a un parroquiano que iba en bici nos ponemos de nuevo en el buen camino, combinado con algo de asfalto y algunos enlaces de unos pocos metros por la N-10, que a estas alturas de semana y por la hora tiene bastante tráfico. Paradita para comprar alimentos en un súper y de paso comer alguna cosita y de nuevo puesta en marcha.
En estas fechas las máquinas se encuentran colocando nuevo asfalto en la Nacional, lo que complica un poco la señalización, además de colocar señales nuevas que nos despistan un poco, pero dentro de lo que cabe vamos siguiendo las flechas, aunque ya la tierra ha desaparecido, siendo en su totalidad caminos vecinales asfaltados. Paradita para comer junto a unos eucaliptos y empieza nuestro calvario, perdemos un par de veces las flechas, aunque estamos seguros que en algún momento han estado allí pero alguien las ha quitado, incluso en alguna ocasión parecía como si hubieran pintado con spray gris encima..., en fín que son las 5 de la tarde y nos quedan unos 30 km. para el destino fijado para hoy, que además nos obliga pues no hay albergues en medio, o hacemos cuatro kilómetros hacia atrás, o llegamos, y como somos como José Tomás, que preferimos una corná que un paso atrás, queda decidido.
Avanzamos unos cuantos kmts. y a la izquierda, entre dos camiones vemos una flecha amarilla muy mal hecha que nos indica hacia abajo, pues allá vamos los tres por un camino que más parece un cortafuegos de algo más de un km. Con una pendiente enorme, piedra suelta que en algunos casos nos obliga a parar para evitar accidentes y cuando llegamos abajo... nada, pero nada, nada, ni una flecha, ni ninguna indicación, volvemos a mirar, avanzamos en cualquiera de 3 sentidos posibles en busca de una nueva indicación y nada. La guía nos sirve de poca ayuda, pues si ya de por sí el mapa es poco menos que una línea que se limita a unir las poblaciones por las que pasamos, pero solo con los nombres de las que no están indicadas en los carteles, las explicaciones son espartanas y poco menos que inútiles. Preguntamos a un lugareño que con su buena intención nos manda a la autopista..., las 7 de la tarde, con 25 km. Por delante y una decisión que tomar, pues encendemos GPS, nos encomendamos al santo que ha de proteger las baterías y hacer que duren mucho y buscamos enlaces desde donde estamos con Porto. Lo encontramos pronto y seguimos carreteras secundarias con muy poco tráfico con dirección Norte, que se va haciendo más intenso a medida que nos acercamos a una gran ciudad. Al tomar contacto visual con la costa a unos 12 km. del destino ya somos parte del tráfico rodado. Lo primero que se observa es el cambio radical del ambiente rural y tranquilo que se respira a lo largo de tantos kilómetros, el cual es desplazado por el tráfico, las prisas y la multitud, pero vamos más pendientes de nuestro problema de llegar con hora que no hacemos demasiado caso al ambiente externo. Como en estas condiciones no es demasiado agradable ir en bici, siempre desde mi punto de vista, pues los kilómetros van pasando sin pena ni gloria hasta que por fín, como por arte de magia, aparecen de nuevo las flechas amarillas, delante de El Corte Inglés y pocos metros antes de la bajada que nos ofrece una bellísima estampa de Porto, justo cuando el sol empieza a bajar deprisa, pues no queda más de una hora de clara de día. Nos hacemos unas fotos con la ayuda de un lugareño que se presta a ello y pasamos unos minutos relajándonos de tanto ajetreo, pues la vista invita a ello. Esta ciudad, desde la distancia, no se parece en nada a Lisboa, rebosa limpieza por todos lados, gran variedad cromática en sus fachadas, en fín, que predisponemos a nuestros corazones pues parece que se ha acabado nuestra penitencia y la corta estancia va a ser bastante agradable, y no nos podíamos imaginar cuanto...
Bajamos hasta el puente de hierro, única entrada posible en la ciudad para nuestro medio de locomoción y las flechas nos llevan hasta la zona del antiguo puerto, que ahora es zona de restaurantes a pie de río. Preguntamos a los camareros por los Bombeiros y junto a las explicaciones nos dotan de un detallado mapa de Porto con todo lujo de detalles. Como buena ciudad a la ribera de un gran río, desde donde nos encontramos es toooodo cuesta arriba y me equivoco en el último giro que nos va a dar detrás de la estación de tren, en el cuartel de Bombeiros equivocado, pues estos son los zapadores, y bendita equivocación.
Nos colamos evitando la barrera que impide el acceso a vehículos y preguntamos si nos pueden dar alojamiento esa noche, a lo que nos dicen que nos hemos confundido, que el cuartel de los voluntarios está un poco más arriba, pero cual no sería nuestra cara que nos piden que dejemos las bicis a un lado, entre los camiones y que pasemos a beber agua fresquita, que en un momento llaman para que, en caso de no haber sitio, no tengamos que hacer el viaje en balde, a lo que sale el Chefe del destacamento y nos dice que nos quedamos a comer un arroz con Camaroes, que vamos a ver lo rico que está, y estos cuerpos no estaban para hacer ascos a nada, así que nos sentamos y aparece otro bombero que resulta ser el presidente de la asociación cicloturista de dicho Cuerpo de Bombeiros, entablamos conversación y nos pide que le dejásemos fotocopiar la guía que llevamos, pues tienen previsto hacer el Camino desde Porto. Entre medias el Chefe empieza a poner la mesa con manteles individuales, todas las mesas unidas y buen pan portugues en el centro, y en ese momento coloca la cazuela con el arroz para comer al menos 15, nos sirven a nosotros primero, como buenos invitados. Justo cuando ibamos a empezar a comer nos confirman que hay sitio en el Cuartel de los Voluntarios para poder dormir sin problemas, que ese tema ya lo han resuelto.
Independientemente del cansancio, del hambre de un buen plato de comida caliente casera, de un poco de “calor de hogar” no podemos tener más que elogios por las manos de ese cocinero, el arroz estaba riquísimo, con gambas y unos trozos de delicias de cangrejo, pero mucho más gruesas y que no se habían desecho incluso despues de cocer con el arroz, y solo hacía insistir en que el marisco era congelado, que si fuera fresco entonces nos chupábamos los dedos. Será cuestión de probarlo..., además sacó una botella de vino del Alentejo, de al lado de casa, con paladar parecido al Monasterio de Tentudía.
De postre una buena bica, o dicho aquí, un café solo, corto y muy cargado, delicioso, como buen café portugués, alguna foto de todos comiendo y entramos en conversación sobre el Camino. JD le regaló un maillot del Memorial de Carlos Cuadrado, y Juanito le dio la guía que llevábamos de reserva por si se rompía la mía y aún así se nos hizo poco por el trato que recibimos en tan acogedor lugar. Fuimos hasta donde tienen las herramientas y procedimos a limpiar la bici de Juanito, que había empezado a dar problemas de cadena, que como tenían todo lo necesario se hizo en un momento. Nos entregaron un banderín de la Compañía y nos enseñaron los equipos de submarinismo para emergencias tanto en el Duero como en el mar, y la verdad es que quedamos impresionados. Luego nos acompañaron hasta el sitio de pernocta, bien avanzada la noche, pues rondaban las 11, nos despedimos y nos recomendaron una tienda de bicis, por si necesitásemos algún repuesto antes de salir, pues íbamos a estar bastantes kilómetros sin encontrar ninguna tienda especializada.
Al ir a ducharnos, que todavía no nos habíamos duchado, el agua sale fría, tarda en resolverse varios minutos, pero como en todos los sitios donde dormimos, se desviven con los invitados, no es broma, es digno de admirar el respeto que tienen los portugueses por los que hacemos la peregrinación, así que al final agua calentita y cuando nos vamos para la cama escuchamos fuegos artificiales en la calle. JD se encuentra perfectamente acoplado con su colchón y no da señales de vida, así que los dos que quedamos para la calle a ver un espectáculo de teatro en la calle con música, pasacalles, gigantes, petardos y bengalas hasta cerca de la 1 de la madrugada. Creo que ninguno de los dos tardó más de un minuto en dormirse.

viernes, 6 de junio de 2008

COIMBRA- ALBERGARIA LA BELHA







DISTANCIA: 75,570 Kkm.
TIEMPO: 5h 18´08´´
AVS: 14,3 km/h.
MAX: 59,1 km/h.

No hay manera de irse a la cama temprano, si no es por una cosa es por otra, nos quedamos mirando las motillos que se gastan los bomberos zapadores portugueses, estos no son voluntarios sino funcionarios, y se nota en el poder adquisitivo por las máquinas que tienen estacionadas. Otra cosa que nos llamó la atención es que los de Telepizza tenían motos de 500 para el reparto, y más al precio que tiene la gasolina lusa, sobre 30-40 céntimos más cara que la nuestra, y apretándole al puño del gas con muy escasos miramientos, como para matar al repartidor si la pizza llega fría.
Me levanto temprano para reparar la bici y pido una llave inglesa para quitar los piñones, pues llevo la llave especial que hace falta... y me llevo el bombero puesto para lo que necesitase, no es broma, me pusieron un tío para que me ayudase, en fín, es de agradecer. Ya con las llaves, además hay un radio roto que quito y pongo de los que llevo de repuesto, pero al ir a colocar la cadena parto el troncha por la mitad, pues es de plástico, más ligero que los de hierro, pero más frágil, con lo que tengo que llevarme todo el conjunto a un banco de trabajo para poder sujetar el troncha partido y allí apretar el bulón de la cadena, cosa que hicimos sin mayor problema aunque terminamos algo más tarde de lo esperado.
Nuestra sorpresa del día la tuvimos cuando al pedir que nos pusieran el Carimbo (sello, no lo olvideis) se presenta el Chefe y nos da un fuerte apretón de manos y nos obsequia con un libro dedicado con la historia del Cuartel y la fecha de nuestra estancia. Es de agradecer, así como lo bonito de la estancia y la ayuda que necesitamos.
Esta etapa está marcada por la alternancia de caminos de tierra propiamente dicho, más adelante carretera secundaria con mal firme y menos tráfico al principio para dar paso a interminables kilómetros de pavés portugues, que no es otra cosa que adoquines de mármol de diversos colores colocados en cuadrados durante interminables kilómetros, pero que ya están totalmente en desuso salvo el muy escaso tráfico local, en definitiva, no vimos ni un solo coche en los tramos de pavés.
Como ha sido costubre hasta ahora, compramos las viandas en algún supermercado, en las poblaciones de paso donde los haya, o bien en los colmados que nos vamos encontrando, en este caso hay super y nos paramos un rato a comer un par de sándwich de queso con un par de cervezas que sientan como el mejor manjar, luego a dar de nuevo pedales entre pequeñas poblaciones que se van haciendo más grandes según nos acercamos a nuestro destino de hoy Albergaria. Hoy en ningún momento hemos descuidado las flechas, siguen estando en sitios estratégicos y bien colocadas que hacen que no tengas que estar demasiado concentrado en buscarlas.
Llegamos bien entrada la tarde a nuestro destino, y buscando el Cuartel que se suponía había de ser nuestro lugar de pernocta nos informan que allí tan solo podemos asearnos y lavar la ropa, para dormir ha de ser en la casa del cura, pero que está a unos 300 metros hacia abajo, en dirección a la Iglesia matríz. Nos dirigimos allí y una mujer mayor me recibe con buenos modales aunque me mira con cara de pocos amigos, se conoce que no le he gustado, pero a los pocos minutos sale el cura, quien me entrega una llave y me enseña la puerta por la que hemos de entrar, así como dos colchones que han conocido mejores épocas para pasar la noche, teniendo para nosotros solos una estancia de unos 60 metros para elegir donde queremos dormir. Colocamos nuestros lechos, y resulta que al sacarlos aparece un tercer colchón, alivio, no hay que jugarse el suelo a los chinos. Posteriormente nos duchamos en el citado cuartel, donde lavamos y tendemos la ropa confiando en que se seque para la hora de salir. Para cenar nos recomiendan un asador en la calle que sube desde el cuartel, en la cera de la izquierda, siendo toda esta zona de nueva construcción. Allí nos trasegamos una estupenda sopa de repollo (menos mal que esto no lo va a leer mi mujer), así como 3 raciones de pollo asado con salsa especial que estaba riquísimo, acorde con el vino verde de la zona, de estas cayeron dos buenas botellas sin el más mínimo respiro a ninguna de ellas.
Debido a lo avanzado de la hora, y aunque fuimos todo el camino a medio gas para evitar problemas en la rodilla de JD, las horas encima de la bici no nos las quita nadie. La verdad es que se nos notó en gran medida en el estado de ánimo pues disfrutamos más del paisaje, del Camino y de la explosión de la primavera. Llamadas telefónicas de rigor y a la camita que mañana será otro día.

jueves, 5 de junio de 2008

RABAÇAL-COIMBRA





DISTANCIA: 44,786 km.
TIEMPO: 3h 34´42´´
AVS: 12,5 km/h.
MAX: 59,1 km/h.

Las máquinas empiezan a sentir el paso de los kilómetros, necesitando tanto la de Juanito como la de JD una revisión de cambios y de frenos para continuar, lo que nos retrasa más de una hora la salida hasta que damos con la tecla de los cambios de la de Juanito, la de JD no hay manera de afinarlo, va a ser cuestión de la cadena casi seguro. Además, JD empieza con problemas de tendinitis en la rodilla izquierda que le tienen muy preocupado, con lo que le tengo que dar un antiinflamatorio de los que tengo que utilizar para mi problema de espalda, lo que le permite seguir dando pedales, aunque siempre con la precaución de que la lesión sigue estando ahí y que debe cuidar de someter esa pierna a esfuerzos intensos.
Para retrasar un poco más la salida, el desayuno se lo toman en el restaurante como si fuera una boda, y tardan una eternidad en servirnos, luego tenemos que desplazarnos hasta la fábrica de quesos (es del mismo dueño que el bar citado anteriormente) para que nos sellen el billete de autobús pues seguimos sin credencial. Y para dar la estocada final a la salida... empiezan a caer pequeñas gotas de agua del cielo. Como era la primera vez que colocaban las bolsas en las alforjas eso nos retrasa aún más la salida, en fín, que nos dieron las 11 y no habíamos dado pedales desde las 7 y media que llevávamos levantados, aunque encontrarnos de nuevo con las flechas en zona de tierra hace que nos olvidemos de momento de los pequeños problemas con los que vamos encontrándonos.
Como sabíamos que Murphy viajaba con nosotros, el que va más flojo sufre una caída que pone la bici con las ruedas hacia arriba, aunque sin consecuencias le obliga a un rápido salto que agrava la lesión más de lo recomendable.
Unos kmts. más adelante y en una zona donde era más recomendable el empujin, Juanito prefiere subir la cuesta encima de la bici, siendo parado por una piedra, que si no era de grandes dimensiones, sí lo suficiente como para pararle en seco, agravado porque la zapatilla opta en ese momento por no querer salir de la cala y le provoca una caída de unos cuatro metros barranco abajo, de la que sale milagrosamente indemne, aunque con magulladuras y rozones por todo el cuerpo, aparte de los consabidos dolores que suponen estos golpes. Digo que salió milagrosamente con toda razón, pues hay un montón de piedras sueltas grandes, pudiendo haber sufrido un percance bastante desagradable a poco que le Santo no hubiera puesto tanto de su parte como puso.
Paradita rápida para comer en la ciudad romana de Conínbriga y los problemas de rodilla de JD siguen en aumento, ahora son ya pinchazos que le recorren toda la pierna, aunque el pundonor y las ganas le impiden tirar la toalla sabemos que algo no va bien.
En vista de esto decidimos por unanimidad parar en Coimbra y ver como responde al hielo e antiinflamatorios la rodilla para decidir de forma más calmada que hacemos a partir de mañana pues llevaba las cápsulas contadas y no puedo prescindir de ellas. Con suerte las pudimos adquirir en una farmacia de Coimbra sin excesivos problemas, incluso en el envase original.
Nos adentramos en la ciudad y nos alojamos en el Cuartel de Bomberos Zapadores donde nos facilitan una habitación con 3 camas, con nuestra llave individual, si bien tuvimos que entregar el DNI para que los fotocopiaran. Esto da una idea de la disparidad de criterios a la hora de admitir huéspedes en cada uno de los lugares donde nos vamos alojando, no es que haya desorganización ni mucho menos, pero sí es curioso que no se rijan por un mismo patrón cuando en realidad dependen orgánicamente del mismo sitio, en fin, cosas del cambio cultural. Duchita en los vestuarios compartidos de los Bombeiros y JD, suponemos debido al cansancio se queda dormido durante más de una hora en la cama.
Como era muy temprano nos dispusimos a visitar la ciudad, cuando nos dimos cuenta que estamos en la parte moderna, y desplazarnos al centro nos lleva como 1 hora de autobús, más otra de vuelta, y ya sería de noche, con lo cual, mejor visitamos el centro comercial, que es igual aquí que allí, y además pudimos ir a una tienda de deportes donde compramos el repuesto que le hace falta a la bici de JD, pues me decido a cambiar piñones y cadena, como no hay mucho donde elegir, le coloco un casette de 8 y una cadena normalita. Ojo cuando os revisen las bicis, para el Camino no vale con cambiar la cadena, además hay que cambiar el casette, pues la cadena nueva se destroza al meterla en los dientes de un piñón viejo. La rodilla, despues de 2 cápsulas más, parece que no duele nada. Nos comemos unos buenos, buenísimos dulces en una pastelería que hay frente al centro comercial y anécdota del día. Me siento en la terraza y les digo a los dos compañeros de fatiga que me pidan lo que quieran que estoy cansado. Me coloco frente a la cristalera y no puedo reprimir una sonrisa al darme cuenta de la emboscada... Los dos pardillos se acercan al camarero, pero ya es tarde, se han dado cuenta de que ninguno de los dos fala portugúes, momento en que se dan la vuelta y me ven riendo con todas mis fuerzas, supongo que los que estuvieran sentados a mi lado pondrían en duda mi estabilidad psíquica, pero me lo estaba pasando como los indios, luego los tres se acercan a la mesa, pedimos y me reprochan mi actitud, pero que se le va a hacer...

Tan solo nos quedaba tiempo para retirarnos a nuestros aposentos al terminar la cena en el Mcdonalds, perdonad que no seamos demasiado originales, pero no nos apetecía demasiado buscar restaurantes típicos y menos en una zona tan moderna y europeizada como la que estábamos pisando.

miércoles, 4 de junio de 2008

TOMAR-RABAÇAL






DISTANCIA: 84,480 km.
TIEMPO: 6h 38´52´´
AVS: 12,7 km/h.
MAX: 57 km/h.

Después de poder dormir en la primera cama de verdad en 3 noches los cuerpos no querían abandonar tan generoso ofrecimiento, aún así el Camino manda, el reloj no se detiene y tenemos una meta que alcanzar, tampoco es cuestión de hacer esperar al Santo por culpa de nuestra pereza. Desayuno enfrente del Cuartel, excelente, como todos los hechos en terras Lusas y a la hora de despedirnos, el chefe, que es como se conoce al Jefe del destacamento, pide a uno de los voluntarios que nos acompañe en su bicicleta hasta la Iglesia de San Francisco cuyo altar es más que curioso y donde nos colocan el carimbo ( no olvidéis la palabreja, que es como el sello de aquí) nos hace las fotos junto a la noria del río y nos acompaña hasta la salida del pueblo por la Plaza de Toros. Hay que tener cuidado porque ha habido movimientos de tierra por la autovía y toca pasar por un carril de hierro que se ha desprendido de uno de los puntos de apoyo deslizándose un metro hacia abajo, aunque por la orografía del terreno no hay peligro de que siga hacia abajo. En este punto nos damos cuenta de que hoy va todo de camino, camino y más camino, por fin una etapa “ sobre lo marrón” utilizando un término motero, teniendo tan solo las entradas a las pequeñas poblaciones asfaltadas. Paramos a comprar el pan, fruta y resolver un problema de roadming de uno de los teléfonos, además del cable de las baterías auxiliares del GPS que se había soltado. Cuando iniciamos la marcha y debido a la mala colocación del pan encima de mi saco de dormir, se me cae al suelo, pasándole por encima una camioneta de las típicas portuguesas con la caja de madera atrás. Lo recogemos y estaba intacto, algo menos crujiente, pero dentro de su bolsa y sin síntomas del traumatismo al que había sido sometido. Damos cuenta de las viandas, así como de un salchichón y un chorizo que nos acompañaron desde casa, y al cual no le hicimos asco en el aparcamiento de una panadería, que debido a la hora se encontraba cerrada. Si bien cuando terminábamos pudimos comprar un pan que estaba destinado a una tal Isabel, que a saber que habrá comido hoy.
Seguimos recorriendo aldeas, agradeciendo la gran labor de los que han ido colocando sucesivamente las flechas amarillas con excelente criterio, que de momento, hacen innecesario la utilización de guías y mucho menos del GPS que se encuentra ahora sin baterías debido al incidente del cable.
La etapa en sí es muy dura, no hemos encontrado apenas llanos en lo que llevamos de ruta, tan solo subidas y bajadas, y cuando te asalte la duda de por donde irá el Camino, una respuesta es segura, siempre será hacia arriba... Va cayendo el sol y no vemos indicios de la localidad donde hemos de alojarnos: Rabaçal, pues según varios lugareños faltan como unos 8 km. Y sobre 10-12 por camino. Encendemos las luces traseras para evitar males mayores y decidimos hacer este último trayecto por carretera, con todo el dolor de nuestro corazón, pues la etapa ha sido espléndida, no se puede explicar ni con palabras ni con fotos, los compañeros extraordinarios. Se respira optimismo, y todavía no sabemos cuando ni donde alojarnos, hay espíritu aventurero, o bien confianza en que se cumplan los datos de la guía.
Al final, los 8 km. no fueron más que 5 y al llegar al Restaurante de la localidad nos informan que HOY han inaugurado el Albergue que es regentado por el dueño del Bar de enfrente, donde nos dirigimos, decir que son las 10 menos cuarto de la noche y casi no hay clara de día.
Allí nos encontramos con 3 vascos, de pocas palabras, con los que compartimos restaurante, que no mesa, pues son algo conservadores con los extraños, por decirlo de una manera políticamente correcta. Nos preparan una habitación con 5 camas y nos disponemos a dormir después de comer en el restaurante citado Bacalao, Secreto de cerdo ibérico y Ternera, que estaba todo riquísimo y a un precio bastante ajustado. Mañana será otro día.

martes, 3 de junio de 2008

SANTAREM - TOMAR (POR FATIMA)





DISTANCIA: 102,72 km.
TIEMPO: 6h 29´31´´
AVS: 15,8 km/h.
MAX: 57,8 km/h.

Después de la primera noche sin dormir, y después de lo mullido del colchón que nos ha tocado en suerte, pues como que la situación, aún habiendo sueño, no invita a recrearse en los brazos de Morfeo, así que a eso de las 7 de la mañana ya estabamos en pie y sin muchas ganas de seguir acostados. JD prefirió hacer equilibrio encima de 8 sillas estratégicamente colocadas, pero los demás no nos fiamos. Se me olvidó decir que dormimos con dos peregrinos, una mujer polaca y un francés que empezaron el camino hacía dos días.
Desayuno a 100 mts del cuartel donde continuamos nuestra peculiar ruta gastronómica de desayunos. Que no se le olvide a nadie desayunar en un Bar, cafetería o pastelaria portuguesa, son todos distintos, y la variedad de bollos y tartas es increíble... y todas están... riquísimos.
Colocamos los bártulos o achiperres, como se dice en mi tierra, encima de las bicicletas y preguntamos a varios de los bomberos como empezar a ver las flechas azules, que son las que llevan a Fátima haciendo hincapié en que sea Caminho de terra, no asfalto, y nos indica la rotonda y que a partir de allí las vayamos siguiendo y estaremos en Fátima.
Primera decepción pues si hay camino entre Santarem y Fátima, nosotros ya desistimos de poder encontrarlo, fue imposible, y eso que hasta el 13 de Mayo el tránsito de gente hubo de ser enorme por ser el día de la Virgen. Así que nos dejamos llevar por carreteras estrechas y secundarias donde empezamos a ver a los primeros peregrinos todos con sus preceptivos chalecos fluorescentes y coche de apoyo, sin apenas tráfico hasta la entrada del Parque Natural, donde la carretera pica hacia arriba de forma bastante fuerte. Parada para comer y ver a varias portuguesas, zacho en mano, cultivar la tierra.
A unos 25 km. Antes de llegar a Fátima comenzamos a ver las flechas azules y posteriormente nos desvían por camino donde se puede ver con toda claridad incendios recientes con árboles calcinados en amplio contraste con piedra volcánica blanca que le da al paisaje un entorno entre tétrico y fantasmal que impone un poco. Por este camino que siempre pica hacia arriba llegamos a Fátima por el estacionamiento de Autobuses, enorme y proporcional a la explanada del Santuario.
Lo que hace 30 años era una aldea, ahora es un próspero negocio en torno a la religión y la devoción por la aparición de la Virgen a tres pastorcillos, y como tal se comporta, hacemos una pequeña visita turística al Santuario, fotos de rigor, no se me olvida dejar las piedras que me entregaron mis tres tesoros a los pies de la imagen de Jesús, junto a las fuentes, compramos los obligatorios recuerdos para los compromisos ineludibles y volvemos a preguntar por las flechas, no me olvido de cambiar el chip, ahora tienen que ser amarelas, pero nos aconsejan hacer noche en Tomar, por la carretera, pues nos dicen que es un trayecto fácil, en bajada y sin apenas tráfico, con lo cual nos prestamos a coger de nuevo asfalto y cual es nuestra sorpresa que las flechas han cambiado, están las puntas opuestas, es decir, las azules hacia Fátima y las amarillas hacia Tomar. Cosas de nuestro Camino, tenía que ser por ahí... o lo que es lo mismo, o asfalto o nada.
Juanito aprovecha una tienda de deportes para comprar un saco de dormir en condiciones y finalmente llegamos a Tomar, ciudad templaria, con amplia historia y bellos monumentos que nos acompañan hasta el Cuartel de Bombeiros voluntarios donde nos acogen con algo de frialdad, debido a que tienen que consultar con el comandante de puesto, pero al final no nos ponen pegas. Dejamos las bicis junto a las lanchas de socorrismo marítimo y nos llevan a uno de los camarotes con 8 camas, donde compartimos techo con ellos. Hacemos un poco de turismo hasta el precioso parque donde nos comemos lo que hemos comprado algunos km. atrás con el rumor del agua de fondo. Estamos cansados y Juanito tiene tantas ganas de probar el saco nuevo que no puede resistirse, aunque la limpieza y las mantas invitaran más a dormir a pierna suelta.

lunes, 2 de junio de 2008

LISBOA - SANTAREM