domingo, 8 de junio de 2008

PORTO– EN ALGUN LUGAR ENTRE PEREIROS Y FACHA (8 KM. ANTES DE PONTE DE LIMA)





DISTANCIA: 87,890 km.
TIEMPO: 7h 20´34´´
AVS: 13,8 km/h
MAX: 51,6 km/h

Que decir de Porto que no hayamos comentado ya, pues que nos despertamos a eso de las 7 de la mañana, pero al ir a colocarnos para irnos nos encontramos que nos han ocupado la escalera que da a nuestras camas con diversa ropa que hace imposible sacar nuestras alforjas sin sufrir un accidente, por lo que optamos por dar una vuelta por los alrededores hasta que se despierten nuestros compañeros de camarote, además de poder hacer las compras de zapatas de frenos y un maillot que supla el que hemos regalado. Tomamos café con generosos dulces en una solitaria cafetería y damos una vueltecita turística por los alrededores hasta que abren las tiendas, compramos y nos hacen un buen descuento gracias a la recomendación que nos hicieron ayer. Volvemos al Cuartel y ya estaba todo el mundo en pie, nos despedimos con algo de pena y nos ponemos en marcha hacia la Sé (que sigue siendo Catedral en portugués), donde Oh milagro!! al ir a sellar nuestros billetes de autobús nos dicen que tienen credenciales de las de verdad, y hacemos compra de ellas, más que nada por no hacer el ridículo en Santiago. Mientras desayunábamos he ido sacando de la guía la ruta para salir de Porto y la he ido repasando con boli en el plano que tenemos para evitar despistarnos, fotitos de rigor y nos disponemos a empezar a dar pedales a eso de las 11 de la mañana, que no hay manera de levantarse temprano y dar pedales, creo que ya va siendo una constante en nuestro peregrinar.
Otra constante a tener en cuenta es esta: Siempre que tengas dudas de para donde te van a mandar las flechas, no lo dudes, siempre será por la cuesta arriba más fuerte, no es broma, no hemos encontrado ninguna excepción a esta regla. Salida con gran empujin hasta la parte nueva de Porto donde se suaviza la geografía y nos encontramos un grupo de unos 20 portugueses con sus bicis con los que entablamos conversación. Nos fijamos y llevan máquinas de las buenas, algunas de ellas con un kilo no lo haces, y nos dicen que esperan hacer noche en Valencia do Minho, a tan solo 124 km de donde estábamos, y son las 11, en fín, un tanto susceptibles de que pudieran realizar tamaña proeza, los vemos marchar a buen ritmo, aunque con ellos va un chaval de unos 14 años, aunque sin equipaje, al cual no vemos con el tono muscular adecuado para semejante paliza ni por asomo, peeeero...
Parada a comprar provisiones de las que damos cuenta unos kilómetros más adelante. El perfil es bastante suave, dentro de lo que llevamos encima desde que pisamos terras lusas, y cual es nuestra sorpresa cuando vemos pasar a gran parte del grupo de portugueses detrás de nosotros, y eran las dos de la tarde, no es por sacar conclusiones precipitadas, peeeero...
Hay que tener en cuenta en esta etapa que en cierta parte han pretendido cambiar la nomenclatura de las flechas por la estándar europea de las dos líneas superpuestas indicando el camino correcto y las cruzadas como camino erroneo según leemos en un cartel explicativo, pero en alguno nos hemos equivocado y perdemos unas y otras hasta que por fin, unos 8-10 km. más adelante volvemos a ver nuestras amadas flechas sin que vuelva a ver rastro del otro sistema de señalización salvo en postes que indican más de un camino. Con esto, y a través de caminos mezclados a partes iguales con pistas pavimentadas llegamos a la ciudad medieval de Barcelós cuando rondaban las 7 de la tarde, pregunta de rigor sobre el sitio de pernocta y decidimos en petite comité seguir hacia Ponte de Lima, pues creíamos que nos daba tiempo...
Como ya expuse líneas atrás, la guía que llevábamos deja bastante que desear, tanto en las poblaciones marcadas, como en las que no lo están y se pasa por ellas, lo que da cierto aire de inseguridad, que sería completo si no fuera por la tranquilidad de que las flechas están ahí, y llevamos el camino correcto.
Fieles al camino la noche nos sale al encuentro poco a poco, lo que, junto con las explicaciones de los lugareños, hace que al final nuestras expectativas de dormir en Ponte se vayan al traste, hasta que al final dejamos de preguntar por ello y nos centramos en buscar sitio donde hacer noche, aunque las esperanzas que nos dan no son demasiado buenas, salvo que hay un hotel en la carretera de Viana, como a un kilómetro y que preguntemos allí.
Pero la capacidad de sorprendernos de nuestros vecinos no ha llegado a su punto más alto, todavía quedaba algo más, y me explico, un hotel de 3 estrellas como 3 soles donde se contaban al menos 15 o 20 habitaciones repartidas en dos plantas, y estaba cerrado, como os lo digo, totalmente cerrado, y con dos números de teléfono para ponernos en contacto con ellos. Lo intentamos y comunican ambos, pero el cansancio es mucho y hay que dar solución a los problemas, así que nos vamos por la parte de atrás y vemos una puerta la cual se encontraba... abierta, me voy a voz en grito diciendo hola para hacer notar mi presencia y nada, solo se oye el partido de la Eurocopa del televisor que está encendido y llego por el pasillo hasta la recepción, abro la puerta y marco desde la centralita del Hotel a uno de los números, a lo que me contesta el encargado que en unos minutos estaba allí en cuanto terminara de comer. No sé cuanto tardó en zamparse el postre ni donde estaba comiendo, pero no tardó ni 4 minutos en estar delante nuestro. Le pedimos disculpas por la forma en que habíamos entrado, pero que necesitábamos sitio para dormir y que estábamos muy cansados, y nos contesta queeeeeee ¡Lo sentía pero el hotel estaba LLENOOOOO!. En confianza, ¿Alguno de los que se están leyendo este blog se lo podría creer?, supongo que al final se apiadó de nosotros y apareció una habitación que casualmente tenía una cama de matrimonio y otra supletoria, y todo por el módico precio, sin desayuno, de 45 eurillos, esto después de una intensa negociación en la que solo faltaron las lágrimas y los pañuelos.
Colocamos los bártulos en la habitación y las bicis nos dejó meterlas en la cocina, donde solo había eso, una cocina en una habitación de unos 50 metros. En realidad no nos cuadraba en exceso el tema, pero lo que nos interesaba es que teníamos sitio donde dormir.Ya duchados lavamos la ropa y la tendemos en el balcón con los pulpos, de noche ya cerrada y sin que se escuchase un alma por la zona, repartimos los lechos de la manera que creímos conveniente y a dormir.

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