martes, 10 de junio de 2008

VALENCIA DO MINHO- CALDAS DE REY








DISTANCIA: 79,37 km.
TIEMPO: 6h 35´10´´
AVS: 12 km/h.
MAX: 49 km/h.

Pues amanece un nuevo día, el último por tierras portuguesas en esta aventura, y la casualidad quiere que todos los ciclistas allí presentes se pongan de acuerdo en hacer sonar sus despertadores, nosotros ahora en clara desventaja debido a que nuestras bicis, que fueron las primeras en entrar en el lavadero, ahora se encuentran bloqueadas por las de los que llegaron despues, así que no queda más opción que salir a desayunar y despues recoger el equipaje, cuando se acercan varios de los portugueses y entre risas y un matiz de reproche son dan a entender que hemos demostrado con creces la alta capacidad pulmonar que poseemos, además de unos estupendos ronquidos que han soliviantado parte de su descanso, en fín, que les convencemos que eso es algo inevitable y forma parte de las molestias de tener que compartir habitación.
Desayuno en la calle que nos lleva al Puente Internacional con nuestros consabidos pasteles, cafés y unos sandwichs de queso calientes que tienen a bien llamarles tostas de queijo que están muy ricas, ya que estamos pasando calor, por lo menos que no pasemos hambre...
Al volver de la cafetería, empiezan a salir a desayunar nuestros vecinos portugueses que nos permiten ya la libertad de espacios y movimientos para poder emprender nuestra marcha sin mayor retraso. Limpieza y engrase de las monturas, así como cambio de las zapatas de freno para mayor seguridad. Rápidamente vemos el puente (que nosotros tambien tardamos una hora en cruzar), fotos ya en territorio español y primer sello en la Catedral de Tuy para continuar nuestro camino. La señalización es bastante buena y los caminos son muy bonitos, con algunos tramos nuevos para evitar la autovía. Se va notando el cambio de país y esto se parece más a lo que conocemos y estamos habituados. Sobre la una, parada para comprar alimentos y primer contacto con el problema de la huelga de transportistas, así que los supermercados estaban llenos y la gente haciendo acopio de alimentos por lo que pudiera ocurrir. En ese momento nos damos cuenta del problema que pudieramos tener para volver a casa, pero eso será mañana...
Vamos cambiando los caminos por carreteras secundarias antes de la llegada a la zona de Vigo y cuando se acerca la hora de comer paramos en un parque con una ermita en el centro y sus bancos, con muchos árboles y espléndida sombra. Con el sol en todo lo alto llegamos a Pontevedra recorrido que se hace por todo el centro histórico y en su mayoría por calles peatonales, no queda descartada una visita posterior, por hoy ya hemos parado bastante, así que retomamos nuestro camino, es en principio un camino de agua, pues nostros hacia arriba, y el agua fluyendo de varios manantiales hacia abajo. Este tramo es solo ciclable haciendo empujin, y del bueno, aunque totalmente en sombra por la espesa arboleda y la frescura del agua. Es una zona de una gran belleza que poco a poco se va haciendo más llana y posteriormente transcurre casi siempre por carreteras secundarias y caminos de concentración parcelaria durante varios kilómetros llegando posteriormente a Caldas de Rey, nuestro destino de hoy.
En nuestra guía nos consta que hay albergue, si bien no pone dirección, y en las anotaciones de las que disponemos nos manda al Colegio Encarnación María Auxiliadora, al cual nos acercamos para que una de las monjitas nos informe que dicho albergue solo abre en verano, aunque este verano no saben si lo habilitarán, y me recomienda el Hotel Lotus, unos metros más alla. Hablamos con el responsable que es el del bar de enfrente y negociamos de nuevo, aunque en esta ocasión tuvimos que echar mano de nuestra picaresca para poder dormir decentemente. Nos daba la opción de dos habitaciones por 50 euros, o bien una habitación con dos camas por 35, si bien no puede ponernos ninguna supletoria porque no cabe. Nos acogemos a esta última con la esperanza de que en el juego de los chinos no me toque a mí dormir en las tres esterillas. Dejamos las bicis en el parking que hay junto al hotel y al subir los bártulos vemos al final del pasillo un sillón de esos que los cojines van unidos y se convierten en cama. Creo que con una mirada cómplice de entre los integrantes del grupo bastó para no tener que decir nada.
La persona que nos informó de la ubicación del Colegio tambien nos dijo que el único sitio donde sellan las credenciales es el Bar Varadoiro, junto al puente romano y al lado del hotel, así que allí nos vamos ya aseaditos y con la ropa de paisano para tomarnos una cerveza y cuando le pedimos que nos selle las credenciales entramos en conversación y nos dice que conoce nuestra tierra, pues ha venido en el pasado mucho por aquí, aunque desde que montó el bar ya no ha vuelto a venir, sitio muy recomendable para cenar, buen precio y enormes bocadillos. Nos informa que no vamos a encontrar nada abierto a la hora que pensamos salir, sobre las 7, así que le compramos un litro de leche y unas madalenas para salir con algo en el estómago.
Cuando entramos en el hotel ya para dormir no se ve a nadie por ningún sitio, momento de descuido que utilizamos para “tomar prestado por un ratito” el mencionado colchón que hay en el pasillo, el cual colocado entre las dos camas cumple su función a entera satisfacción del usuaruo que le tocó en suerte, lo digo con conocimiento de causa, pues a los dos minutos estaba roncando como si estuviera tronando, pero a eso de las 6 y media de la mañana su intensidad tampoco había bajado, tiempo más que suficiente para una somera comprobación de funcionamiento.

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